La propuesta de inserción de la práctica clinica en instituciones de enseñanza, se fundamenta en la importancia del contacto directo con la realidad de las mismas, y del diálogo interdisciplinario en la formación del psicólogo clínico interesado en trabajar en el área de la educación. Dicha práctica en el territorio de la escuela y del jardín, ha dado lugar a la emergencia de pedidos de atención, sostenidos en el reconocimiento del rol del psicólogo por los diferentes actores de la institución (maestras, directora, padres y niños). La respuesta a estos pedidos tanto institucionales como individuales, proporciona herramientas para la investigación en clínica a las generaciones de estudiantes. Los estudiantes acompañan las intervenciones que realiza el docente desde un rol de observadores participantes, participan en el análisis y definición de las estrategias de intervención.